Son días de tensa espera católica, Madrid se prepara para ese macroevento que traerá al Papa.
Podemos decir, por cierto, que la anterior visita fue manejada por la Gurtel, pero no, no seamos mal pensados, el dinero público gastado a manos llenas según nuestros políticos esta justificado para eventos como este.
Y debe ser que tanta fé despierta pasiones, nubla la vista y lleva a algunos a saltarse muchos derechos terrenales conquistados épocas pasadas a la fé.
Andan nerviosos, agitados en el ministerio del interior, lo que es una visita, cuanto menos polémica, puede convertirseles en un vía crucis conforme se vayan acercando los días previos a la llegada del Papa ante la movilización del #15m en las calles de la capital.
Seguramente el ejercicio de demostración de represión de ayer buscase justo lo contrario, amainar los ánimos de los indignados, a los que seguramente subestimaron en número, por aquello de ser un 2 de agosto, pero mira por donde no fue así, debe ser que con la iglesia hemos topado, unos y otros.
No estábamos dormidos, las ideas nunca duermen, si acaso se transforman.
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