De los gastos corrientes de cualquier ciudad de España el más elevado es el del recibo de la luz. En concreto la iluminación y alumbrado de cualquier municipio se lleva por delante una cifra media aproximada del 70% de los gastos corrientes. En los tiempos que corren donde es necesario ejecutar recortes en los gastos de cada ayuntamiento resulta necesario y vital aplicar ya un plan de ahorro a largo plazo que sea sostenible, eficiente y que reduzca el gasto de la factura. No se trata pues de poner un parche para reducir el recibo el tiempo que dura esta crisis, se trata de elaborar y mantener una política y gestión planificada y que sea a largo plazo, eso sí, con resultados ya tangibles desde el primer día.
Por regiones y zonas, la del levante tiene el dudoso honor de ser la más derrochadora en alumbrado, el numero de farolas se dispara y su uso y eficiencia esta bajo mínimos. A ello contribuyen diversas falsas creencias, la primera la sensación de que a mayor iluminación más seguridad. Hasta ahora no existen estudios que demuestren la relación que a mayor número de farolas menos robos o delincuencia existe. Otros países de nuestro entorno no consumen ni tienen esta tendencia a hacer un uso tan excesivo de la iluminación y no por ello existe más delincuencia o inseguridad ciudadana. La segunda falsa creencia es que se entiende que a mayor número de farolas mayor progreso, más estatus, modernidad etc.
Teniendo todo esto en cuenta creo firmemente en un plan adaptable a cualquier ciudad, de cualquier tamaño, pero sobre todo en las que mayor cantidad de luminarias tienen en las vías públicas por metro cuadrado (levante) que se basa en estos puntos y por el siguiente orden:
- Reducción a un 50%-60% la cantidad actual de alumbrado. Esto supondrá un ahorro de un 40%-50% por concepto de alumbrado en los gastos corrientes mensualmente.
- Renovación del alumbrado. Con el ahorro generado cada mes realizar una inversión entorno al 30% de lo ahorrado en la factura de la luz mensual para el cambio de bombillas de ahorro. Dicho cambio tiene un coste de 500€, el ministerio de energía se comprometió en Marzo a sufragar esos costes.
- Una vez cambiadas todas las bombillas el ahorro energético aunque se volvieran a encender todas las farolas sería de un 40%-60% del total de la factura actual.
- Apostar por la eficiencia y sostenibilidad, retirar aquellas luminarias que no sean necesarias reutilizándolas en otros puntos. Cambiar aquellas farolas cuya luz se disipe al cielo y no se dirija hacia el objetivo de alumbrar la vía pública, de este modo se podrá mitigar la contaminación lumínica de nuestros cielos.
¿Son necesarias en nuestras ciudades farolas cada pocos metros? ¿Es necesario iluminar calles apenas transitadas? ¿ Es sostenible tener farolas cuya iluminación en un 60% o 70% se esta perdiendo hacia el cielo o cualquier otro punto innecesario? Necesitamos adoptar medidas drásticas ya, en todos los ayuntamientos, grandes o pequeños, aunque por lo que parece los pequeños despilfarran menos que los grandes en esto. Hace falta crear una nueva conciencia social sostenible en el uso del alumbrado público, ejemplos del mal uso por desgracia hoy tenemos muchos, se trata de un modelo, ese que tenemos, que insostenible ahora y también para un futuro.