Sólo cuatro grandes premios de F1 han pasado desde que Fernando Alonso estrellase su Ferrari en Spa (Bélgica) y tuviera una desventaja de ni más ni menos de 41 puntos sobre Hamilton, líder del mundial por entonces.
Tras ese varapalo los periodistas preguntaban a Fernando si veía factible la remontada y conseguir el título, el asturiano contestaba de modo convencido de manera afirmativa.
No pocos veíamos entonces su respuesta más como un ejercicio de fe que de racionalismo, el tiempo, en cambio, nos ha puesto a los escépticos en nuestro sitio y ha demostrado, una vez más, lo grande que es Alonso.